El yogur y los productos enriquecidos con fermentos vivos, los denominados "probióticos", son muy importantes en la alimentación de los niños y los adultos.
Descubre qué son y cómo benefician a tu salud los el yogur y alimentos probióticos. Son muy necesarios en la alimentación de niños y adultos.
Los probióticos: habitantes naturales de nuestro intestino
• Los probióticos son bacterias que mantienen un funcionamiento adecuado del mismo. Además, estas "bacterias buenas" pueden beneficiar al sistema inmunitario, mejorando nuestras defensas.
De hecho, retiran el alimento a los gérmenes nocivos, ocupan su lugar en la mucosa intestinal, estimulan la producción de anticuerpos y, a veces, fabrican sustancias antimicróbicas.
Y eso no es todo; también potencian la acción de las enzimas digestivas, reequilibran las funciones intestinales, combaten las alergias y las intolerancias alimentarias y facilitan la digestión de algunas sustancias, como la lactosa.
• Cuándo hay que tomarlos: los alimentos probióticos carecen de contraindicaciones. Por ello, se pueden tomar en cualquier momento e introducirse en la dieta con total tranquilidad, incluso en la alimentación infantil.
De hecho, resultan muy beneficiosos en caso de enfermedades, estrés o en cualquier otra situación que afecte al intestino.
Los más pequeños pueden empezar a introducir el yogur en su alimentación a partir de los siete u ocho meses.
• Qué productos elegir: los alimentos probióticos son muy numerosos y se pueden encontrar sin problemas. Por ejemplo, las leches acidificadas y los envases de una sola dosis de LC1 y otros productos probióticos están indicados para todas las edades y se pueden introducir sin problemas en la dieta diaria.
Además, existen leches enriquecidas (para sustituir a las leches habituales), meriendas industriales y postres lácteos elaborados especialmente para los más pequeños.
• Cómo se conservan: al ser más bien delicados, los productos pertenecientes a la familia de los probióticos se deben conservar cuidadosamente.
Es conveniente mantenerlos siempre en el frigorífico y consumirlos rápidamente, respetando la fecha de caducidad. Por último, no hay que olvidar que estas bacterias mueren con el calor y la cocción.
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